El candidato a presidente de la Nación, Javier Milei, conoce perfectamente que en la década del ´70, en donde las fuerzas militares usurparon el poder estatal, no se desarrolló “una guerra” ni se cometieron “excesos”. Como también lo sabe el resto de la ciudadanía y la comunidad internacional.
Y es así porque en un hito sin precedentes, la Argentina juzgó y condenó por tribunales de la democracia a las Juntas Militares y demostró que hubo un plan criminal de la dictadura, un sistema represivo ilegal, un plan sistemático que incluyó delitos de secuestro, tortura, robo, homicidio, violencia sexual, allanamiento ilegal, falsedad documental y de apropiación de menores, entre otros.
No fue un planteo sólo jurídico sino un debate ético. Hubo un largo proceso de reconstrucción colectiva de la verdad que no fue lineal y que tuvo muchos obstáculos que incluyen el pacto de silencio de los genocidas.
Con mensajes de todos los candidatos a presidente (menos Milei), Perfil relanzó el “Diario del Juicio”
Esta memoria histórica, anclada en la lucha de las Madres y Abuelas de plaza de Mayo y del resto de los organismos de Derechos Humanos, se amalgamó por los esfuerzos estatales y su hilo conductor fue la confianza en el Estado democrático.
Entonces, ¿cuál es el sentido profundo de discutir la calificación histórica de ese período o el número de víctimas? ¿Qué razón existe cuando se trató de un genocidio infame que nos prometimos como sociedad no repetir jamás?
Perfil, el Diario del Juicio y el autoritarismo latente
Básicamente, esta reivindicación de los delitos de lesa humanidad se inscribe en la lógica de un mensaje temerario que asocia toda construcción del Estado -cualquiera sea, por nombrar algunas, educación y salud pública, soberanía, justicia social, ampliación de derechos-, con una cuestión de privilegio de una supuesta elite (o “casta”) para beneficio propio de ésta y en detrimentodel resto.
Por eso también hablan del “curro de los derechos humanos”.
Por el contrario, la generación de las políticas que signaron los procesos de Memoria, Verdad y Justicia, reconocidas en el mundo entero, redundaron en beneficio de la sociedad en su conjunto. No solo fue posible la reparación a las víctimas sino también la construcción de un compromiso de la ciudadanía argentina en la defensa de los valores democráticos y contra las violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
A la fecha se contabilizan 327 juicios con sentencia y los 21 en debate, los juicios por la verdad, creados con la sola finalidad de averiguar lo sucedido con las víctimas del terrorismo de Estado; la identificación de 845 centros clandestinos de tortura y desaparición de personas, como Campo de Mayo, La perla, Club Atlético, ESMA, Vesubio, la creación del Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado, como resultado de un trabajo de más de 25 años en distintos ámbitos del Estado, la labor de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) y del Equipo Argentino de Antropología Forense, el trabajo de los organismos de Derechos Humanos y las múltiples iniciativas que se dieron a lo largo de las últimas décadas para saber la Verdad, lo que da cuenta de los esfuerzos del Estado argentino por construir memoria colectiva y garantizar la no repetición.
Una sala pequeña y muy grande a la vez
Las declaraciones negacionistas o reivindicatorias buscan quebrar esa confianza que el Estado fue cimentando con sus habitantes, a través de políticas de memoria, verdad y justicia. Persiguen quebrar el esfuerzo denodado que hicimos como sociedad para nombrar tanto horror y terror y que es lo que nos ha permitido en estos 40 años de democracia, asumir una historia que nos rescata de la indignidad.
El INADI tiene un rol central en hacer pedagogía sobre lo que significan los discursos que niegan esta realidad y que propagan el odio. La dictadura del 76 institucionalizó mecanismos de discriminación, violencia y exclusión hacia colectivos históricamente vulnerados que debemos visibilizar ayer, hoy siempre. Quizás también por esto, sea atacado por quienes esbozan estas ideas.
Quienes honramos la memoria de las 30.000 personas detenidas-desaparecidas y que no descansaremos en el camino de buscar la verdad y la justicia tenemos hoy, más que nunca, un compromiso con la historia, pero por sobre todo, con las generaciones venideras en el deseo de que tengan asegurada una vida en igualdad, libre de violencias.
*Interventora del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).