Cuenta la historia, el mito o la leyenda que en la antigua Frigia, hoy Turquía, había un nudo muy difícil de desatar. Tal la imposibilidad de poder desanudarlo que se comentaba que quien pudiera resolver el problema no tendría inconvenientes en conquistar el mundo.
En su camino hacia la conquista de Persia, Alejandro Magno ocupó Frigia. Como a todos quienes llegaban por primera vez, la elite local le planteó el desafío para que desatase este nudo. El macedonio observó con detenimiento lo que tenía en frente, sacó su espada y cortó las sogas. El nudo gordiano, tal su nombre completo, dejó de existir. Y Alejandro existe hasta el fin de los tiempos.
Hay una percepción generalizada que la Argentina no puede seguir como está. Desde mediados de la década de 1970 el país se encuentra estancado económicamente. Socialmente ha sufrido una decadencia profunda. Los altos niveles de pobreza que asolan la Argentina hubieran sido escandalosos cincuenta años atrás. La caída en el rendimiento educativo que se evidencia en los exámenes internacionales que se rinden localmente es una muestra del deterioro generalizado de la sociedad.
La estabilidad política, el no recurrir a un golpe de Estado para solucionar divergencias internas, es una de los pocas variables satisfactorias de las últimas cuatro décadas.
Hoy esta decadencia se evidencia en un dato concreto. La Argentina no puede generar ingresos para sostener su existencia. Para ponerlo en blanco y negro: gasta más de lo que recauda y no tiene credibilidad para tomar prestado.
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El diagnóstico es bastante claro: hay que generar dólares. Como bien suele remarcarlo Pablo Gerchunoff, la Argentina necesita de una coalición popular exportadora.
Según datos del Banco Mundial, la Argentina exportó en el año 2022 un valor equivalente al 16.8% de su PBI. En Brasil y Colombia ese valor fue del 20%, en Chile del 35%, en México del 43%. Nuestra economía ha apostado desde hace décadas por reforzar su mercado interno que de por sí es pequeño.
La puja sectorial es muy fuerte en el país. Cuesta tomar decisiones ya que toda resolución supone afectar positiva o negativamente a unos u otros. Las decisiones se bloquean y se judicializan.
El parche de la política pública argentina
Si tomamos el comercio exterior, el principal rubro de las exportaciones argentinas consiste en granos y sus subproductos. El principal ducto de salida de las exportaciones es la Hidrovía Paraná-Paraguay. La concesión de quien opera la misma está vencida y no se llega a un acuerdo para formalizar un nuevo proceso licitatorio que sea aceptado por los actores.
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Algo similar ocurre con el puerto de Buenos Aires. Las concesiones de las terminales son prorrogadas sucesivamente y no hay decisiones de fondo sobre el tema. A su vez, el movimiento de contenedores en Buenos Aires está amesetado desde hace una década.
La infraestructura básica que hace al transporte de cargas sufre de falta de inversión y de mantenimiento. Si la Argentina quisiera lanzarse a aumentar sus exportaciones de modo drástico se toparía frente a un cuello de botella. Los ferrocarriles y autopistas colapsarían y los puertos no podrían responder a una demanda creciente.
Vaca Muerta no podría hoy afrontar una política exportadora sin una inversión significativa y continua en infraestructura. Lo mismo puede decirse sobre las dificultades que afronta la inminente explotación de los yacimientos offshore de hidrocarburos frente a la costa de la provincia de Buenos Aires.
El nudo gordiano
La Argentina sufre de la ausencia de un acuerdo básico sobre cuál camino tomar. El Estado hoy no tiene capacidad de tomar una decisión sobre temas clave que hacen a la supervivencia de la sociedad. Sebastián Mazzuca ha identificado agudamente los orígenes de esta no capacidad estatal en su libro Latecomer State Formation: Political Geography and Capacity Failure in Latin America. Hoy eso lo percibe el ciudadano común que no ve un programa gubernamental que ataque una inflación desbordada. El parche precario es la política estatal aceptada por la dirigencia argentina.
Para tomar una decisión por fuera de un formato mental convencional es necesario tanto determinación como conocimiento sobre lo que hay que actuar. Alejandro Magno disponía de ambos atributos y pudo cortar el nudo de un golpe de espada. Su maestro fue Aristóteles, una de las mentes destacadas del mundo griego. Ambas condiciones no se destacan por ser reconocibles fácilmente en la elite argentina de hoy.