A las tempestuosas aguas de la campaña electoral, antagónicas a la mansedumbre del Mar Mediterráneo, Martín Insaurralde provocó una suerte de tsunami de imprevisibles efectos con su escandaloso viaje a Marbella para intimar con una modelo.

Es innecesario abundar respecto a la caída del ahora ex jefe de Gabinete bonaerense, ex jefe de la campaña provincial de Unión por la Patria y ex primer candidato a concejal de Lomas de Zamora, su territorio y donde aún mantiene su licencia como intendente.

En todo caso, Insaurralde deberá dar explicaciones ante las múltiples denuncias judiciales en torno a su patrimonio, presuntamente sin declararlo y que se multiplicó durante las más de dos décadas en las que ocupó cargos públicos. En las averiguaciones estarían incluidas su actual novia y su ex esposa, a las que podrían caberles cargos por encubrimiento. Se verá el nivel de avance: el capo lomense goza de recursos y influencias.

Escándalo Insaurralde: apuntan a los funcionarios que llegaron con él al gobierno de Kicillof

Lo que se trata de analizar aquí es la secuela electoral que puede tener este caso impúdico, a casi dos semanas de los comicios generales, sobre todo en el oficialismo.
El candidato presidencial del espacio, Sergio Massa, intentó reaccionar rápido apenas se divulgaron las fotos y los videos desenfrenados. 

Cerca de Massa se asegura que el mismo sábado se puso en contacto con Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof para proceder a su eyección del cargo. Hubo acuerdo y se le pidió la renuncia inmediata
Las mismas fuentes dicen que el ministro de Economía hubiera preferido el despido, pero admiten que el formato habitual para echar a un funcionario es exigirle la dimisión

En el massismo observan con inquietud las derivaciones a la hora de votar que puede tener el Yategate. Un posible cisne negro que se suma a los patitos feos de la crisis económica, la espiralización inflacionaria y el desgaste de una gestión gubernamental muy pobre. Un nuevo escollo hacia el camino de la chance de llegar al balotaje.

Denunciaron a Sofía Clerici en la Justicia Federal tras el escándalo por el viaje con Martín Insaurralde

Alrededor de Kicillof también cunde la preocupación. En público, el gobernador ha dado vuelta la página con la muestra de que decidió a toda velocidad la salida de Insaurralde, tras chequear la veracidad de la situación.
Acaso no contribuya a la consolidación de su imagen respecto a cómo maneja el poder al admitir, como hizo, que se enteró de las novedades por las redes y que desconocía que su jefe de Gabinete, nada menos, se había ido de viaje.

Dos apuntes a propósito. Uno, que Kicillof nunca tuvo una estrecha relación con Insaurralde, impuesto en ese cargo tras la derrota en las PASO 2021 por Cristina, después de que su hijo Máximo lo intentó en vano.

En segundo lugar, el mandatario provincial quiere despegarse de cualquier hecho de corrupción, que ya había empezado a agitarse con el caso Chocolate y la Legislatura bonaerense. Aún sus peores críticos le reconocen a Kicillof una honestidad total. 

Este tipo de sucesos, en pocos días, pueden poner en riesgo su imagen ante el electorado. Tal vez por eso algunas usinas y hasta los propios Kicillof y Massa dejaron entrever sospechas sobre las motivaciones políticas de los escándalos y su sentido de oportunidad.

Sin segunda vuelta y con la posibilidad de ser reelecto al menos por un voto de diferencia, Kicillof apuesta a que el barco de su campaña llegue a puerto seguro, aunque no tenga el lujo de ‘Bandido’, el yate de Insaurralde.

GV CP