Boca tiene dos caras. O tres. O Mil. Y lo que está claro es que la cara que tiene en esta Copa de la Liga es de las peores que puede ofrecer. Anoche perdió merecidamente con Defensa y Justicia en Florencia Varela y sumó tres derrotas en cuatro partidos. Demasiado poco para lo mucho que tiene su plantel. Fue la cuarta vez que Boca jugó en Varela y la primera en la que cayó.  

Pero en realidad, el sujeto noticioso de este texto no debería ser Boca (y perdonen sus hinchas que están leyendo, que probablemente sean muchos) sino Defensa: porque Defensa ya tiene la estatura deportiva para bancarse no solo un partido contra Boca sino para afrontar una triple competencia de una manera mucho más digna que la mayoría de los clubes (grandes y no tanto) de la Argentina. Uvita Fernández y su despliegue infernal; Solari y sus desequilibrios permanentes; una defensa sólida y una dinámica vertiginosa devoraron al Boca de Jorge Almirón, que nunca pudo sentirse cómodo. El gol lo hizo Uvita, que se filtró entre la defensa xeneize con su velocidad y definió rasante ante la salida del arquero Javier García. 

Boca tuvo la posesión de la pelota durante casi todo el partido (¡72% a 28%!), pero generó menos oportunidades claras que Defensa, un equipo que es consciente de que la velocidad de sus atacantes es clave para obtener los buenos resultados que cosechó en esta temporada.

Defensa hace un mes y medio que no pierde y se asoma a un mes clave para su año: con este triunfo se acomodó en su zona (había empatado los primeros tres encuentros), se acerca la semifinal de la Copa Sudamericana contra Liga de Quito y los cuartos contra Chaco For Ever por la Copa Argentina. Boca también se acerca a la semifinal de la Libertadores contra Palmeiras, pero con un rendimiento que genera más preocupación que confianza.