Un estudio nacional recientemente publicado asegura que el tabaco y el alcohol son las adicciones que más afectan a los argentinos, por encima del uso de psicofármacos. La investigación reveló también que el tabaco es consumido por el 25% de las personas encuestadas, y que incluso se trata de un uso que comienza en muchos casos antes que probar la cerveza.
Sin embargo, surgen también datos alentadores que muestran un nivel de conciencia sobre la problemática del tabaquismo, por lo tanto, podría ser una ventana de oportunidad para operar cambios en favor de la salud.
La encuesta fue realizada por el INDEC, junto a la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar) en 2022, sobre el uso de sustancias psicoactivas tanto legales como ilegales. Abarcó más 40 mil hogares en todo el país y encuestó a personas de entre 16 y 75 años, un rango etario más amplio del que habían adoptado estudios anteriores.
Costumbre, tradición y hábito son factores comunes que se entrecruzan a la hora de adoptar esos consumos. Es decir, conductas que pueden llegar a ser modificadas. La edad promediode primer contacto con el tabaco es a los 17,4 años. A la vez, según este importante relevamiento, un aspecto destacable es que la sustancia que más preocupación genera entre los propios consumidores es el tabaco, con el 68,2%. Mucho más que el alcohol (32,6%) o la marihuana (13,7%).
Adicción al tabaco
Del total de las personas que mostró preocupación, el 69% admitió haber pedido ayuda o tomado alguna acción en particular. La mayoría eligió una práctica fundamental para el cuidado de la salud general: el “autocuidado”, un cambio individual de hábitos y acciones que previenen y ayudan a superar problemáticas.
Dentro de estos cambios mencionan la actividad física o espiritual, así como la búsqueda de información. Dos de cada diez encuestados buscaron ayuda en alguna institución de salud.
Adicciones sin debate: ¿qué piensan los argentinos del consumo de drogas?
¿Se logra dejar de fumar? La pregunta en realidad no es si se puede, sino cómo y por qué. Fumar puede causar daños en el ADN de nuestras células, además de enfermedades respiratorias y pulmonares; y hasta la muerte súbita. El humo no solo afecta al fumador, sino también a quienes están a su alrededor.
El tabaquismo tiene impacto negativo en la fertilidad y es la causa más común de complicaciones en el embarazo, como el aborto espontáneo o el síndrome de muerte súbita del lactante, entre otros efectos.
Se estima que 26% de las mujeres en edad fértil son fumadoras, y entre un 15% y 20% de las embarazadas lo son también.
Dejar de fumar tiene efectos positivos en la salud, casi de inmediato. Ya a las 12 horas, los niveles de monóxido de carbono en sangre vuelven a la normalidad. Con el correr de los meses la tos y la dificultad para respirar comienzan a mejorar. Al año, el riesgo de enfermedad cardíaca es la mitad que el de alguien que aun fuma.
Fumar tiene impacto negativo en la fertilidad y produce abortos espontáneos; además, muerte súbita en lactantes.
En 2021, el Ministerio de Salud de la Nación publicó la Guía de Práctica Clínica Nacional para el Tratamiento de la Adicción al Tabaco, realizada por 25 expertos de 13 asociaciones médicas, quienes analizaron la evidencia científica disponible sobre la efectividad de los diferentes tratamientos para dejar de fumar.
Dentro de las terapias farmacológicas, se destaca la terapia de reemplazo nicotínico (TRN), disponible en presentaciones de parches transdérmicos, chicles o pastillas para disolver en la boca.
Este tipo de terapia aporta dosis controladas de nicotina, ayudando de esa manera a controlar los deseos de fumar. Está demostrado que la terapia de reemplazo nicotínico puede duplicar las chances de dejar de fumar, si se compara con los resultados que se obtienen si no se realiza ningún tratamiento.
Es fundamental además la atención médica por parte de profesionales especializados, así como la ayuda que pueden prestar instituciones como la Asociación Argentina de Tabacología (ASAT), integrada por profesionales de diferentes áreas quienes trabajan en el control del tabaquismo.
Sin embargo, el primer paso importante es la concientización del problema y la apuesta por el “autocuidado”, adoptando cambios individuales que lleven a hábitos más saludables.